DESEOS PARA EL NUEVO AÑO.
Os aseguro que me gustaría desearos lo mejor para el nuevo año, pero en previsión de que algún fiscal del odio o cualquiera de los innumerables sanedrines, chiringuitos y gusaneras de la inquisición progre me toque las gónadas acusándome de delito de odio o de algún otro pecado mortal contra el sacrosanto Pensamiento Único, no voy a hacerlo.
Y no voy a expresar ningún deseo de que se envíen de vuelta a sus países a los millones de extranjeros que nos enriquecen culturalmente y que parasitan nuestra Sanidad, precarizan nuestro mercado laboral y aumentan la inseguridad de nuestros barrios.
Tampoco voy a desear que nuestra casta política reciba su merecido. Ni que todos los defensores, paniaguados y palmeros de la Agenda 2030 revienten. No, nada de eso.
Mucho menos voy a desear que las charochonis feministas que callan ante la oleada de violaciones perpetradas por extranjeros tengan un encuentro multicultural con alguna manada de sus amados seres de luz.
Así que me limitaré a desear que todos los españoles bien nacidos tengan un próspero y feliz 2026.
Y a los defensores del Régimen del 78, sus pompas y sus obras, que les vayan dando.
J.L. Antonaya