Hace mucho tiempo que nuestras Fuerzas Armadas quedaron reducidas a una sumisa y blandengue fuerza auxiliar de la OTAN. Lo del "ardor guerrero" se les quitó con el bicarbonato de la necia y venenosa Constitución de 1978 y con los tibios enemas de la monarquía parlamentaria. Los herederos de aquellos Tercios -temidos y respetados durante siglos en el orbe entero- fueron reciclados en una especie de oenegé santurrona al servicio del Globalismo y del Pentágono. Esto es así desde que los últimos militares con sentido del honor fueron neutralizados en aquel trampantojo envenenado del 23 F. Tras ser engañados y encarcelados los últimos mílites españoles dignos de ese nombre, quedaron al mando los más sumisos, los más lameculos, los más cortesanos, los más demócratas... La cúpula militar española es como una de esas ganaderías bravas que, por la negligencia del ganadero, degeneran en unos morlacos con querencias de manso, faltos de casta y sobrealimentados. Al final, desechada cua...
Bitácora de respaldo del Blog de Teletype LA TRINCHERA DISIDENTE. Textos de J.L. Antonaya.