Las librerías de los centros comerciales son un muestrario de la indigencia intelectual de un tiempo de ruinas y mercadeo. Son un catálogo de chocarrerias con ínfulas de originalidades; de panfletos ideológicos anestésicos y venenosos; de mongoladas progresistas y casposidades neoconservadoras; de chillidos histéricos caligrafiados por marisabidillas feministas y malfolladas; de pedanterías inanes y afeminadas vomitadas por los chaperos con ínfulas que habitan en las tertulias de telebasura y famoseo; de judiadas omnipresentes, falaces y holocáusticas (redundancia), tan cansinas y repetitivas. Las librerías de los centros comerciales miran con envidia a los pintarrajos ingenuamente obscenos que hay en las puertas de los retretes públicos. Las librerías de este tiempo de marujas con el pelo morado y los sobacos sin depilar ponen en sus estanterías más notorias los libros firmados por políticos corruptos, por teleputillas televisivas o por asesinos en serie. Menos mal que a veces ha...
Bitácora de respaldo del Blog de Teletype LA TRINCHERA DISIDENTE. Textos de J.L. Antonaya.